Cameron Jean-Pierre, de 11 años, fue a visitar a su abuela a principios de este año. El bacalao se estaba cocinando a fuego lento. Cameron era alérgico al marisco y empezó a tener sibilancias. La familia intentó darle su medicación para el asma, pero no le hizo efecto. Fue trasladado de urgencia al hospital, donde falleció. El padre del niño declaró que su hijo murió tras inhalar los vapores del pescado.
Una simple y breve visita familiar se convirtió en tragedia debido a las alergias alimentarias.
Las reacciones alérgicas pueden variar de leves a potencialmente mortales. El hecho de que una persona tenga antecedentes de reacciones leves no significa que nunca vaya a tener una reacción grave o potencialmente mortal. La información y la comprensión son fundamentales para la prevención.
Se estima que las alergias alimentarias afectan a 32 millones de estadounidenses, de los cuales 5,6 millones son niños menores de 18 años. No existe cura para las alergias alimentarias. La mejor manera de prevenir las reacciones alérgicas es mediante la información y el etiquetado adecuado.
Para ayudar a los estadounidenses a evitar los riesgos para la salud que representan los alérgenos alimentarios, la FDA creó la Ley de Etiquetado de Alérgenos Alimentarios y Protección al Consumidor de 2004 (la Ley). Esta Ley se aplica al etiquetado de los alimentos regulados por la FDA, que incluye todos los alimentos excepto las aves de corral, la mayoría de las carnes, ciertos productos de huevo y la mayoría de las bebidas alcohólicas, que están reguladas por otras agencias federales. La Ley estipula que las etiquetas de los alimentos deben identificar cualquier ingrediente que pertenezca a las principales categorías de alérgenos alimentarios. De esta manera, las etiquetas ayudan a los consumidores alérgicos a identificar los alimentos o ingredientes que les provocan alergias para que puedan evitarlos con mayor facilidad.
Para ayudar a prevenir las reacciones alérgicas, debemos crear un ambiente de comprensión. Si en cada aula hay aproximadamente dos estudiantes con alergias alimentarias, debemos comenzar con la educación en esas aulas. Las reacciones anafilácticas son prevenibles. ¡Comencemos a contribuir a su prevención!